Un repaso por temas que interesan a amantes y delirantes de la comunicación

martes, 12 de julio de 2011

El poder de los miedos y los sueños


Que la publicidad juega con nuestros miedos y nuestros sueños, incluso con nuestros sueños aún no natos, latentes o inexistentes, es una obviedad como otra cualquiera, pero no deja de sorprenderme el descaro con que son utilizados, aún en estos tiempos, en que nuestras preocupaciones van cambiando sensiblemente hacía otras vías que creo, no se pueden satisfacer con productos, (a no ser que se trate de billetes de 500€)

La apelación al miedo está muy bien explicada por Michael Moore en la premiada “Bowling for Columbine”, destaco un momento en que, paradójicamente, el cantante de Marylin Manson, que por cierto, suele dar más terror que serenidad, habla de que la sociedad norteamericana está absolutamente dominada por el miedo: “compra Colgate, ¿tienes mal aliento? nadie hablará contigo, si tienes granos, no te tirarás a la chica, y no es más que una campaña de miedo y consumo” Hay mucho ejemplos de ello en la publicidad actual; ni la más escalofriante escena de “La habitación del pánico habría soñado nunca con algo tan excitante como la campaña de Securitas Direct, y para muestra, un botón. Eso sin hablar de otros miedos como resfriarte por no tomar Actimel, que te marginen por no tener un I-Phone, etc, etc

Otro reclamo es el poder, hay productos que te prometen sentirse poderoso, como los de coches, cuchillas de afeitar o el de Legálitas, en que un hombre, suponemos que venerable padre de familia, amedrenta a su joven vecino, baterista, con una demanda judicial por ruido. Vaya, si esto no es tener poder, el ponerle una denuncia a todo aquel que me moleste. Por qué voy a intentar llegar a un pacto con él, si puedo demostrarle todo el poder de mis abogados sin mediar palabra, por qué voy a soportar un concierto el fin de semana del Orgullo si puedo hacer que todo el mundo esté obligado a llevar auriculares y por qué voy a soportar a los indignados si puedo cargar contra ellos policialmente sin más.

Los sueños me los he dejado para el final porque, creo que casi nadie sueña ya con un cochazo, o con la piel tersa para conseguir a una chica. Los sueños que necesitamos, no nos los pueden dar, porque son siempre los mismos los que tienen el poder, y eso, nos ha hecho perder el miedo. Por eso apoyo a “los indignados” por eso yo también lo estoy. El sueño me lo quitarán, pero los sueños, no.

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