Un repaso por temas que interesan a amantes y delirantes de la comunicación

viernes, 28 de mayo de 2010

Emplazamiento de producto

Llamamos emplazamiento de producto a la estrategia publicitaria según la cual vemos ciertos productos que salen en programas, series, películas, etc de forma “disimulada”. Es otra de las formas de “meternos” publicidad sin darnos cuenta y sin dar nuestro consentimiento.

Considero que el emplazamiento de producto es especialmente efectivo en las series, ya que nos acompañan con asiduidad y además, en muchísimas ocasiones, representan acciones de la vida cotidiana y personajes con los que podemos sentirnos muy identificados o a los cuales podemos ver como modelos que imitar. Pueden formar parte de nuestra rutina diaria.

Esta característica, es especialmente importante en el caso de los más pequeños, que están en la etapa de imitar roles y aspirar a los modelos que la sociedad marca como ideales, y ningún medio enseña mejor cuáles son esos modelos que la televisión. Por tanto, si la niña pequeña de Médico de Familia come cereales Kellogs, el mediano tiene un móvil nokia, la mayor usa colonia “chispas”, el padre lleva un Mitsubishi.... en las series suele haber representado un amplio espectro de colectivos a los que imitar, hay para toda la familia (sí, porque la forma de agruparse y vivir en nuestra sociedad, ha de ser la familia), de manera que nuestra casa puede acabar siendo una suerte de parodia mal entendida o imitada de la super casa de Los Serrano.

Supongo que tampoco será casualidad por tanto, que algunas series que han tenido mucho éxito, se hayan desarrollado en lugares con una facilidad pasmosa para el emplazamiento de producto, como por ejemplo una farmacia o un supermercado y no olvidemos destacar la importancia de los momentos en que los personajes comen o quedan en el bar (¡vaya por dios!no hay emplazamiento de producto en una biblioteca, con la de series de institutos que hay)

Por tanto, creo que en el público infantil tiene una repercusión casi directa por imitación y por impulso. De hecho, esta misma semana ha salido a la palestra el tema de dar regalitos para niños con ciertos productos (obsequios en los cereales, regalos con la hamburguesa...)y lo poco apropiado que es, porque hace que el niño se encapriche del producto sin pensar, obviamente, en si beneficia a su salud o no.

De todos modoscreo que también afecta al adulto porque en cierta forma, el ser humano pasa casi toda la vida imitando y si no, se puede despertar su curiosidad y probar productos que antes no le hubieran apetecido. Así que, sí, por supuesto estos productos parecen más atractivos en manos del actor que nos cae bien o nos hace gracia (no hay más que ver el anuncio de indasec de Concha Velasco, te mearás encima, pero como yo también lo hago, pues ¡no pasa nada!!

El truco es ver esos artículos “en la vida real” no en un spot independiente, en una ficción de 20 segundos. Podemos situarnos e imaginar ese producto en nuestra vida, igual que podemos imaginarnos en lugar del personaje que estamos viendo. Al sumergirnos tan de lleno en la ficción televisiva, no nos extraña ver un cajero en un plató, porque lo que vemos es un cajero en la calle de mi amigo, el que me acompaña todos los domingos por la tarde. Así pues, en muchísimas ocasiones ni nos percatamos de que los productos están ahí, es tan obvio, es tan común, es tan “real”.

No pienso que el producto gane fiabilidad al aparecer en manos de un actor dentro de una ficción, sin embargo, cuando ciertos actores que inspiran confianza, hacen publicidad, con su nombre y apellidos, ahí es cuando el producto gana en fiabilidad, porque nuestro querido e íntegro actor favorito, no pondría la cara a un engaño. El problema es que la línea entre ficción y realidad en la televisión es tan fina, que a la larga se puede confundir persona con personaje y relacionar ambos con una marca3.

Los beneficios a la industria visual son claros en el plano económico, pero en el plano creativo es muy probable que se coarten iniciativas del guión, características de los personajes, con tal de satisfacer las necesidades de los anunciantes. Por ejemplo, si yo quiero que mi personaje sea una neurótica ludópata metida en el mundo de la prostitución, quizá a leche pascual no le haga gracia que se le relacione con este tipo de personaje. Además incluso puede haber tramas que giren en torno a la necesidad de un producto, imaginemos por ejemplo que el hermano mayor se quiere comprar un coche o que los padres trabajan en una empresa concreta...

Supongo que las productoras se cuidan mucho de transgredir las normas sociales en las series, comedias, seriales...precisamente por este motivo, porque a la cadena a la que le venderán la serie le viene genial tener este tipo de publicidad. Por otra parte vuelvo a lo que he dicho antes, no es igual de fácil emplazar un producto si la protagonista trabaja en un banco, que si trabaja en un supermercado, pues así, todo un mundo de productos y marcas se abre ante nuestros ojos.

Las alternativas a la publicidad oculta ya las conocemos, los espacios publicitarios que cortan los programas en su desarrollo o la ausencia de publicidad, está claro. Pero no se me ocurren muchas más alternativas.

Hay veces que chocaría en exceso ver a nuestro personaje favorito con un coche marca “acme”, pero tampoco hay que pasarse tanto...

No hay comentarios:

Publicar un comentario